Relación de la lactancia materna con el desarrollo de enfermedades alérgicas de infantes entre 3 y 6 años
Introducción
Tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como UNICEF señalan que la lactancia natural brinda un medio incomparable para proporcionar un alimento ideal para el crecimiento y el desarrollo del recién nacido y ejerce una inigualable influencia biológica y afectiva sobre la salud tanto de la madre como del niño, por sus propiedades antiinfecciosas la leche materna protege al niño contra enfermedades (1,2).
Estas organizaciones sugieren fuertemente brindar la lactancia materna exclusiva del primer al sexto mes del recién nacido, y seguir amamantando a partir de ellos, al mismo tiempo que se va ofreciendo al bebé otros alimentos complementarios, hasta un mínimo de dos años (3-7).
Recomiendan como imprescindible la lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses del recién nacido, y seguir amamantando a partir de ellos, al mismo tiempo que se va ofreciendo al bebé otros alimentos complementarios, hasta un mínimo de dos años (3-7).
Como se relacionan la lactancia materna y el riesgo de enfermedades alérgicas ha estado en la mesa de discusión por muchos años y son muchos los estudios que han intentado dar una respuesta concluyente en cuanto a si la lactancia materna confiere efecto protector contra el desarrollo de enfermedades alérgicas o no.
Se sugirió por primera vez por Grulee y Sanford en 1936 (8), cuando asociaron la lactancia materna con una menor incidencia de eccema. Desde entonces, el debate fue más de si la lactancia materna protege contra el desarrollo de reacciones y enfermedades alérgicas o no.
La incidencia de alergia alimentaria en la edad pediátrica es del 0,3 al 7,5%, siendo un problema de salud en continuo crecimiento. La alergia a las proteínas de la leche de vaca es la más frecuente en a, cuya incidencia oscila entre 0,5 y 1,7% y que puede ser de dos a cinco veces menor en niños con lactancia materna exclusiva con respecto a quienes son alimentados con leche de fórmula (2-3%) (9).
El aumento de la prevalencia de las enfermedades alérgicas hace necesario desarrollar estrategias preventivas eficientes, dado que altera la calidad de vida de millones de infantes alrededor del globo. Intervenir sobre los factores de riesgo ambientales es la mejor alternativa disponible en la actualidad, incluyendo evitar el inicio precoz de alérgenos alimentarios con la estrategia de lactancia materna exclusiva.
La principal causa de este trabajo fue ver si la hipótesis de que el tipo y duración de la lactancia materna, así como la clase y principio en la introducción de los alimentos, se asocia con una menor presencia de enfermedades alérgicas entre los 3 y 6 años de edad.
El ritmo de vida que actualmente llevan la mayoría de madres, aunado a los sueldos obtenidos por el trabajo familiar, ha llevado a que enfermeras a domicilio, British Nurse Puebla, jueguen un importante papel para coadyuvar a las madres en esta importante tarea.
Método
Se realizó un estudio descriptivo transversal sobre niños y niñas de 2º ciclo de infantil, nacidos entre 2006 y 2008 y, por lo tanto, con edades comprendidas entre 3 y 6 años. El marco poblacional estaba comprendido por los niños y niñas de los cuatro colegios existentes en tres poblaciones (N= 417): Colegio Público Pedro Sánchez Ciruelo de Daroca (Zaragoza), Colegio Público Ricardo Mallen de Calamocha (Teruel), Colegio Público San Jorge de Andorra (Teruel) y Colegio Público Manuel Franco Royo de Andorra (Teruel). Se captó a la población a través de dichos colegios, haciendo llegar a cada respectivo padre o madre, por medio de los tutores/as de cada aula, un cuestionario anónimo.
Para la elaboración del cuestionario se tuvo en cuenta la población a la que iba dirigido, haciendo uso de preguntas breves y fáciles de comprender, la precisión, la sensibilidad y la homogeneidad. Su contenido se basó en el Cuestionario Lactancia (CLAC) (10,11) y constaba de 37 preguntas sobre la misma, alimentación, antecedentes de salud, estilo de vida y un último apartado de texto libre donde podían expresar lo que desearan (Anexo 1). Se llevó a cabo un pilotaje con 10 personas con características similares a la población objeto de estudio.
Se solicitó consentimiento informado escrito a los padres, a cada tutor/a legal de los niños que participaban en el estudio, y también la autorización escrita de colaboración al director/a de cada colegio. Se dejó implícito en todo momento, en las cartas de presentación, cuáles eran las intenciones del estudio y que los datos obtenidos serían tratados con la mayor confidencialidad.
El análisis de los datos se efectuó con el programa SPSS v15. Se llevó a cabo un análisis univariante describiendo las características de todas las variables incluidas: características sociodemográficas, clínicas y epidemiológicas de la muestra. Se analizó la relación entre el tipo de parto y el tipo de lactancia, así como entre la duración de la lactancia materna y el antecedente de la madre de haber sido alimentada con biberón o con pecho. Posteriormente, se realizó un análisis bivariante a través del test de Chi cuadrado o Fisher según correspondía. Se estableció un nivel de significación menor o igual a 0,05 y calcularon odds ratio (OR) y sus intervalos de confianza para un 95% de seguridad (IC 95%) para valorar el grado de asociación entre las variables “lactancia materna exclusiva de 6 meses” e “inicio de la alimentación complementaria antes de los 6 meses” y las variables de procesos alérgicos.
Resultados
Se obtuvieron 179 cuestionarios (tasa de respuesta: 42,9%) (Tabla 1).
El 78,7% se consideraba de nivel económico medio y el 20,1% bajo (un 1,1% no contestó). Referente al estado laboral el 48,6% estaba en activo, el 27,3% no lo estaba y un 24,0% no contestó. No se encontró ninguna relación estadísticamente significativa entre el tiempo de lactancia y el tipo de profesión y/o nivel económico. En la Tabla 2 se detallan las principales características clínicas y epidemiológicas de la población estudiada.
El parto natural fue de un 72% frente al parto con cesárea con un 28%, ambas con un predominante uso de anestesia epidural, donde solamente un 15% de las encuestadas no hizo uso de ella. De los 129 niños/as nacidos con parto natural, 72 recibieron lactancia materna exclusiva (LME) y 52 no la recibieron; mientras que de los 50 niños/as nacidos mediante cesárea, 18 recibieron LME y 32 no la recibieron; es decir, existió una ligera mayor proporción entre los nacidos mediante parto por cesárea que no recibió LME (64%) que entre los que nacieron por parto natural (40,3%). Se observó una menor práctica de la LME durante seis meses en los niños nacidos mediante parto con cesárea, dentro de los cuales se contabilizaron seis casos que no recibieron lactancia materna, 25 casos cuya duración de la lactancia materna fue menor a 6 meses y 19 casos cuya duración fue mayor a 6 meses.
Relacionando la duración de la lactancia materna con el antecedente de la madre de haber sido alimentada con pecho o biberón, no se observó relación de causalidad entre si fueron alimentadas de una manera u otra, con la duración de menos o más de 6 meses de lactancia materna. Lo que sí se destacó es que entre el total de 23 madres que no optaron por la lactancia materna para sus hijos/as, 15 de ellas fueron alimentadas de bebés con biberón (65,2%).
La LME de seis meses se dio en el 50,8% (n= 91), la lactancia materna no exclusiva en el 33,3% (n= 65) y en el 12,8% (n= 23), no se dio lactancia materna.
Un 31,8% (n= 57) tenían diagnosticado dermatitis atópica, un 13,4% (n= 24) bronquitis, un 8,9% (n= 16) alergia alimentaria, y el mismo porcentaje, 3,9% (n= 7) tanto para el asma como para la rinitis alérgica.
Con respecto a la alimentación complementaria, de las 179 encuestas, dan respuesta 169. El 83,4% respondió que la alimentación complementaria hasta el año fue mayoritariamente casera, el resto contestó que fue tanto casera como comercial. La introducción de la alimentación complementaria antes de los 6 meses es mayor (53,2%) que a partir de los 6 meses de edad (46,7%), principalmente a los 4-5 meses. En la Tabla 3 se puede ver el promedio y la moda en meses del inicio por grupos de alimentos, destacando la introducción de los cereales sin gluten antes de los 6 meses, de los 6 a 8 meses el gluten, frutas, verduras, carnes y pescado blanco, y a partir del año pescado azul, huevo, legumbres, leche de vaca y derivados, los frutos secos cerca de los 2 años.
Según se pueden observar en los resultados en la Tabla 4, no se han encontrado diferencias significativas al analizar la relación entre lactancia materna exclusiva de seis meses y las variables rinitis, dermatitis, asma, bronquitis y alergia alimentaria.
Con respecto a la variable “inicio de la alimentación complementaria antes de los 6 meses” se ha encontrado relación significativa (p< 0,05) al relacionarla con la dermatitis (mayor número de casos cuando la introducción de la alimentación complementaria es antes de los 6 meses). El OR en este caso fue 1,93 (IC 95%:1,02-3,68). No se han encontrado diferencias significativas al analizar la relación entre “inicio de la alimentación complementaria antes de los 6 meses” y alergia alimentaria (Tabla 5).
Discusión y conclusiones
Relacionar la influencia de la leche materna en el desarrollo de alergias ha sido objetivo de muchos trabajos. La literatura actual no ofrece una respuesta concluyente en cuanto a si la lactancia materna confiere el efecto protector contra el desarrollo de enfermedades alérgicas o no. Hay estudios que indican que la leche materna disminuye el riesgo de enfermedades alérgicas, otros han fallado en intentar confirmarlo, y algunos indican un aumento en el riesgo de asma y eccema asociando a la lactancia materna si existe antecedente por parte de la madre (12).
Los estilos de vida, el inicio y la variación en la introducción de la alimentación complementaria, la variación en la duración y el patrón de lactancia materna o artificial, la contaminación ambiental y la herencia pueden explicar tanta variabilidad de resultados inconsistentes, todos ellos cuestionados. Se debe reconocer que los estudios existentes sufren importantes limitaciones metodológicas, como la relación de causalidad inversa, el sesgo de memoria y la falta de estandarización en sus definiciones (2,13).
Es ampliamente aceptado que la lactancia materna es la forma ideal de nutrición infantil. La leche materna es muy nutritiva y además de sus aportaciones antiinfecciosas, al transmitir una nutrición inmunológica al recién nacido, los beneficios psicológicos de unión madre-hijo que se producen son innumerables (14,15).
Se habla de recomendaciones para la prevención de síntomas alérgicos como: promoción de lactancia materna, restricción de alimentos alergénicos en la dieta de madres lactantes de alto riesgo, uso de fórmulas de alto grado de hidrólisis si no es posible la lactancia materna y retraso en introducción de alimentación complementaria
El trabajo, los cuidados al bebé, la comida, ir al banco, hacer todos los pagos, la ropa, la leche, la… existe una innumerable lista de tareas por hacer y muy poco tiempo. Por eso, enfermeras a domicilio, British Nurse Puebla, es un excelente aliado a la hora de lidiar con el día a día.
Pero a pesar de décadas de investigación sobre la recomendación de la lactancia materna en la prevención de la sensibilización a los alérgenos en los recién nacidos, todavía no se pueden hacer declaraciones definitivas; la evidencia está lejos de ser uniforme. Friedman et al. (20) comentan que la LME mínima de cuatro meses parece proteger contra el desarrollo de dermatitis atópica. Kramer et al. (21) encontraron que la promoción de la LM, con su aumento en duración y exclusividad, no disminuye el riesgo de asma, rinitis alérgica y dermatitis atópica. Acevedo et al. (12) hallaron que una lactancia materna mayor a tres meses se asocia a una menor posibilidad de desarrollar alguna enfermedad alérgica, pero no encontraron asociación con LME; sí detectaron que el consumo de alimentos alergénicos antes del primer año es un factor de riesgo para enfermedades alérgicas, sin relación con el momento de inicio de aglactación. Kusunoki et al. (22) sugieren el efecto preventivo sobre el asma bronquial, mientras que la asociación con la dermatitis atópica y alergia alimentaria es muy probable que sea debido a una causación inversa. Matheson et al. (2) afirman que no hay pruebas suficientes, dado que los estudios son limitados para una evidencia consistente que relacione LM con alergia alimentaria y asma; son difíciles las comparaciones por las definiciones utilizadas, y la evidencia no es compatible con el beneficio en dermatitis atópica y rinitis alérgica.
Para evitar sesgo de información, a la hora de determinar la existencia o no de enfermedades alérgicas se preguntó directamente sobre la presencia de diagnóstico médico a los padres, para así evitar las posibles dudas que les pudieran surgir si se hubiera preguntado por síntomas o signos y a las diferentes interpretaciones semánticas de términos o su ignorancia en el significado. Pero sí cabe señalar como limitación la posibilidad de que se haya dado un sesgo de memoria, es decir, la dependencia del recuerdo materno en las respuestas al cuestionario, sobre todo en los patrones de inicio de alimentación complementaria. No se cree que influyera tanto para el patrón de lactancia materna, debido a que se suele tener mayor recuerdo sobre esta variable.
Por otra parte, podría estar presente un fenómeno de la causalidad inversa, que se refiere a que las madres de niños/as con antecedentes familiares de enfermedades alérgicas optaran por amamantar periodos de tiempo más largos en comparación con las madres de los lactantes de bajo riesgo, con la esperanza de que la lactancia materna pudiera reducir el riesgo de enfermedades atópicas.
Teniendo en cuenta los resultados del presente estudio, se puede concluir que:
- El número de casos de la lactancia materna exclusiva en seis meses supera el 50% de la población del estudio, cifra superior a la dada en la Encuesta Nacional Española de 2006, que era del 24,4%.
- La introducción de la alimentación complementaria antes de los 6 meses de edad favorece la aparición de dermatitis.
- Los datos del estudio no aportan evidencia sobre el efecto protector de la lactancia materna exclusiva de 6 meses de edad para la rinitis alérgica, dermatitis atópica, asma, bronquitis asmática y alergia alimentaria.
- En la práctica de la lactancia materna parece ser influyente el haber tenido un parto por cesárea, historia familiar materna de haber sido alimentada con lactancia natural.