Valoración física del recién nacido
La valoración física es el instrumento por excelencia para obtener información sobre el bienestar del paciente, y el recién nacido no es una excepción. Es un estándar de atención que cada recién nacido tenga una evaluación física completa realizada por un profesional capacitado, dentro de las primeras dos horas de nacido (Academia Estadounidense de Pediatría y Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos, 2002).
Este examen provee la base de futuras evaluaciones, distingue al niño que necesita un tratamiento de emergencia o derivación, e identifica las variaciones de lo normal que pueden sugerir la necesidad de una evaluación posterior. Habitualmente el examen inicial tiene lugar en el momento del parto para identificar anomalías, lesiones o dificultades con la transición, que requieren intervención inmediata. Un examen más detallado se realiza dentro de las dos horas (Hernández y Glass, 2003) y frecuentemente se realiza un tercer examen completo antes del egreso del hospital.
En casos de egreso precoz, el tercer examen completo tiene lugar en la visita de seguimiento en los primeros días de vida. Este artículo repasará los elementos esenciales de los antecedentes del recién nacido y del examen físico y relacionará los hallazgos de la historia con los resultados fetales y neonatales. Se incluirá una discusión de la organización del examen físico, observación y auscultación. Un artículo posterior “Evaluación Física del Recién Nacido, Parte 2: De la inspección hasta la palpación” continuará el tema con una revisión detallada de los sistemas corporales del recién nacido
Antecedentes familiares Una valoración integral comienza con la historia del recién nacido. En este contexto, la historia refiere a la de la familia, la madre, el embarazo y el nacimiento como también a los eventos que precedieron la evaluación actual. Los antecedentes familiares relevantes, son las condiciones genéticas como las cardiopatías congénitas, los errores congénitos del metabolismo, y trastornos como distrofia muscular o fibrosis quística, que pueden ser pasados por alto en un niño que acaba de nacer. Cuando el infante nace con anomalías congénitas se requiere una historia genética más detallada.
Cuadro 1: Historia neonatal Antecedentes maternos Es importante obtener información con respecto al estado general de la salud materna. Una madre joven (menos de 16 años) tiene mayor riesgo de preeclampsia y parto prematuro, como también de malnutrición que provoca restricción del crecimiento intrauterino (Broussard y Hurst, 2004). Además, una embarazada adolescente tiene mayor probabilidad de vivir en condiciones de pobreza, usar sustancias ilícitas o estar expuesta a violencia doméstica (Thureen, Davies, LeBel y Hobbins, 2005). De igual manera, en una mujer mayor de 35 años aumenta el riesgo de desarrollar preeclampsia y diabetes, y de tener un niño con malformaciones congénitas o anomalías cromosómicas (Broussard y Hurst, 2004). Según la causa, el antecedente de un mortinato anterior, aborto espontáneo o muerte neonatal puede señalar un riesgo aumentado de síndrome genético o infección. La enfermedad crónica materna afecta el bienestar del feto y el recién nacido en distintas maneras.